 |
| Mario Díaz Zobrado - Chiclayo 1978 |
César Mario Díaz Zobrado (Chota, 6 de agosto de 1901- Chiclayo, 11 de mayo de 1992) fue educador, poeta, periodista, de taxidermista y músico peruano[1]. Se declaraba a sí mismo como socialista y bohemio. Es considerado un referente de la poesía costumbrista y didáctica chotana[2].
https://www.blogger.com/u/1/blog/pages/8014452407167928515
César Mario Díaz Sobrado, natural de la provincia de Chota, departamento de Cajamarca, Perú. Nació en realidad un 5 de agosto, aunque fue registrado como nacido el 6 de agosto de 1901, día que se considera como la fecha oficial de su nacimiento; fue bautizado el 9 de agosto del mismo año. Se desconoce desde cuándo y por qué motivo, cambió en la escritura de su apellido materno, la S por la Z; firmando sus escritos como: César Mario Díaz Zobrado – "Tuco".
Creció en el seno de una familia tradicional católica de respetable posición socioeconómica, siendo el segundo de los seis hijos del terrateniente José Mercedes Diaz Villalobos y de Leonor Sobrado Malca, dama de prestigiosa familia. Sus padres le otorgaron una educación privilegiada, por lo que logró una sólida formación intelectual; cultivó desde pequeño el amor por el dibujo, la lectura, la poesía y la música, desarrollando desde su infancia la ejecución instrumental de la guitarra, acordeón, piano, violín, entre otros.
Sus primeros estudios los realizó en la Escuela Primaria N° 61 – Escuela Prevocacional N° 61- Hoy I.E. 10381, donde se caracterizó por su creatividad; además de ser estudioso y juguetón mostraba gran interés por la literatura. Continuó sus estudios secundarios en el colegio Nacional Mixto San Juan de Chota, concluyéndolos en el Colegio San Ramón de Cajamarca.[3]
En 1920, (fecha aproximada) concluidos sus estudios secundarios y siguiendo el deseo de su familia, se traslada a la ciudad de Lima para postular a la facultad de Medicina Humana de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, objetivo que conseguiría; iniciándose así en el campo de la medicina y cursando los primeros años de esta carrera, en plena época en la que el Perú atravesaba por la dictadura del presidente Augusto B. Leguía, la repercusión de la concluida Primera Guerra Mundial, el desmoronamiento de los modelos intelectuales y la influencia de nuevos pensamientos europeos.
En esta efervescencia de cambios políticos, económicos, sociales y dado su espíritu idealista, su desapego a lo material, sus ideales de igualdad y aspiraciones de generar un cambio social; Mario desvía su atención de la medicina, inclinándose por actividades artísticas como la narrativa y la musica, es así; que era requerido por médicos y estudiantes para componer versos y ofrecer serenatas.
Es también en esta etapa Universitaria que conoce a figuras del ambiente literario y bohemio, como aquél joven estudiante de letras Carlos Oquendo de Amat, que llevaba consigo un largo papel doblado en forma de acordeón, poemario que posteriormente publicaría haciéndose conocido el nombre de 5 metros de poemas.
Enterado su padre, de que Mario no cumplía con sus deberes universitarios; resolvió retirarle su apoyo económico, el cual le servía para su alojamiento y manutención en la capital. Finalmente decide abandonar la carrera de medicina, regresando a su tierra natal para buscar nuevas perspectivas. Su llegada causó gran regocijo entre sus conocidos del pueblo, siendo recibido con gran algarabía por sus amigos y vecinos, tal como quedaría plasmado en el poema de Antonio Cevallos Coronado "Silueta musical”.[4]
Estando en su tierra natal disfrutó de su estadía con su familia y amigos, continuó con su afición por la poesía, la música y las serenatas, acompañando con sus cánticos a los buenos amigos que por las noches desearan homenajear a alguna joven dama; por lo que se ganó el apodo de: "EL TUCO", seudónimo que aceptaba con agrado, por la fascinación que sentía hacia esta ave nocturna de la región andina del Perú; incluso en su hogar familiar, ostentaba con orgullo una hermosa pieza artística: un búho disecado que era un trabajo realizado por él mismo durante sus prácticas de taxidermia. Poco después empezó a firmar sus creaciones bajo el seudónimo de “Tuco.”
En 1922, obtuvo el diplomado en taxidermia otorgado por el Ministerio de Educación del Perú.[5]
El 25 de marzo de 1925, a la edad de 25 años; desafiando a sus padres y tras conseguir las dispensas eclesiásticas necesarias por parentesco de consanguinidad, contrajo matrimonio con su prima hermana materna: María Celinda Gutiérrez Sobrado, quien tenía 20 años. La ceremonia católica tuvo lugar en la Iglesia Matriz de la Parroquia del Sagrario de Cajamarca, siendo sus padrinos el Dr. Aurelio Zaldibar con Carmen Díaz de Malca y los testigos: Santiago Jara y Neptalí Gutiérrez. Posteriormente la pareja se trasladó a Chota, donde establecieron su hogar.
En 1926 es nombrado Inspector Sanitario de Chota, debido a sus conocimientos de medicina. Durante la época de la peste bubónica y con el fin de evitar la propagación de la enfermedad, la guardia montada de aquel entonces, conocidos como "los azules" quemaban las chozas de los campesinos con todas sus pertenencias, causando profundo pesar entre la población. Mario Díaz, conmovido con el sufrimiento de su pueblo y a cargo del plan de acción y control, se dio a la difícil tarea de inmunizar a la población de campesinos que por desconocimiento se rehusaba a recibir dicha vacuna, permitiéndoles retirar de sus chozas, sus objetos personales y mantas para ser hervidos posteriormente en grandes ollas.[6]
El 15 de febrero de 1927, nace su primogénito Marco Aurelio Díaz Gutiérrez y el 8 de enero de 1929, su segunda hija: Bertha Yolanda Díaz Gutiérrez, el nacimiento de sus hijos cambiaría su perspectiva y lo impulsaría a madurar. Definida su vocación y alentado por su esposa Celinda, enrumbaría nuevamente hacia la capital para seguir estudios docentes en el Instituto Pedagógico Nacional, antecesor de la UNE: Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle "La Cantuta", en el local provisional de la Calle del Corcovado, (Cercado de Lima).
Para poder sustentarse mientras seguía la carrera de educación, Mario trabajó en Casa Ostolaza, empresa maderera muy conocida en la década de 1920, recibiendo además el apoyo moral y económico de Celinda, que al contar con su sueldo de maestra; lo ayudaba a solventar los gastos de alojamiento y alimentación en la pensión que contrataba para que él pudiera terminar la carrera. Finalmente en 1931, se graduaría como Normalista de 2do Grado de la Universidad La Cantuta.[7]
En 1931, obtenido el título de docente, retorna a Chota para ejercer como maestro en la Escuela Primaria N° 61, donde posteriormente fue ascendiendo a director.[8] Aquí desarrolló una destacada y reconocida labor docente, inculcando en sus alumnos sus enseñanzas a través de poesía y canciones que él mismo componía con amor, usando estos recursos para incentivar a los niños e impartir sus conocimientos de una manera dinámica, didáctica; usando un lenguaje local y sencillo.
Durante su permanencia como director de la Escuela Primaria 61, suprimió el castigo físico y psicológico hacia los alumnos[9], fomentando la enseñanza a través del juego y coincidiendo así con los ideales educativos de las hermanas Emilia y Victoria Barcia Bonifatti,[10] gestoras de la educación inicial en el Perú, de quienes presenció la clase piloto en Lima, en el año 1930 aproximadamente, época en la que era estudiante de la Cantuta. Promovió entre sus estudiantes el arte de la escritura, al fundar el periódico escolar "La Abejita", donde los alumnos entusiastas escribieron sus propios artículos.
Sensibilizado con la problemática campesina[11], realizó amplia labor comunal en esta etapa de su vida[12], por lo que fue reconocido y estimado, recibiendo diferentes distinciones en vida y homenajes póstumos, como la designación a una calle de Chota con el nombre de: Mario Díaz Zobrado, en reconocimiento a su trayectoria como maestro, poeta y músico[13].
Últimos años
Obtenida su jubilación en el magisterio, se trasladó con su familia a la Urbanización Santa Victoria Distrito de Chiclayo, Lambayeque; dónde se estableció definitivamente en compañía de su esposa Celinda, también maestra jubilada y su hija menor no biológica: Rosalina Apaéstegui Cubas. Ahí llevó una vida tranquila, dedicada a su pasión por los libros, la música, su afición por la fotografía, y sus lecturas de diarios tanto nacionales y locales: "El Peruano", "El Comercio", "Correo", "La República", "La Industria", y revistas como "Caretas", "Gente", "Cosas", "Selecciones"… esto le permitió mantenerse brillantemente locuaz y lúcido muchos años más.
Debido a su desapego material y su carácter sencillo, nunca hizo publicaciones de su obra, ya que sus objetivos eran únicamente enseñar y sensibilizar, por lo que esta permaneció inédita hasta 1976[14], fecha en la que Jorge Berrios Alarcón recopiló y publicó algunos de sus poemas.[15]
En 1989, luego del fallecimiento de su esposa, Mario quedó al cuidado de su hija Bertha Yolanda y cuando capacidad visual le impidió leer como antes lo hacía, la radio fue su gran aliada para mantenerse informado hasta el final de sus días.
Falleció por causa natural la tarde del lunes 11 de mayo de 1992 a los 91años. Sus restos descansan en el Cementerio “El Carmen” de Chiclayo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario